Este mes, entre otras cosas, estoy de lleno metida en el diseño de la imagen de mi nueva etapa profesional.
Está siendo un proceso muy interesante en colaboración con Alberto Román.
Fluyen las ideas y las modificaciones sobre un diseño inicial en el que Alberto ha captado totalmente la esencia de lo que quiero hacer.
Creo que mi nuevo logo va a transmitir a mis clientes potenciales lo que puedo hacer por ellos.
Sé que suena a marcianada, pero es real.
Estoy segura de que el logo refleja lo que soy y lo que ofrezco como profesional al igual que hace siete años Aura Abogados reflejó el proceso de cambio en el que me encontraba entonces.
En ambos casos tuve excepcionales profesionales a mi lado.
La primera vez tiré de un muy buen amigo que lo hizo «por los loles» y me acompañó en un momento en el que estaba huérfana, Modesto Gómez, de «Enseño Galicia».
Mi logo fue rompedor entonces, las tarjetas no dejaban y siguen sin dejar indiferente a nadie.
Y desde luego, durante todo este tiempo he estado muy orgullosa de esa diferenciación, de esa imagen que creó mi amigo para mi con todo su cariño y amor, que me ha acompañado todos estos años junto con las emociones de entonces.
Hace unos meses…
O quizá más, me di cuenta de que mi gran aportación como abogada no eran mis conocimientos jurídicos (que realmente se le suponen a todos los abogados) o mi rigurosidad, sino mi personalidad.
Me di cuenta que cuando era más feliz era en el asesoramiento y defensa de asuntos en los que se veían implicados emociones, en los que el acompañamiento al cliente, la adaptación a sus circunstancias y la flexibilidad eran fundamentales.
Todos esos asuntos que quiero llevar están además relacionados además con cambios/evoluciones.
Y yo misma he evolucionado con todo ello.
Ese logo de Aura que me molaba tanto dejó de adaptarse a mi. Mis muebles dejaron de ser yo.
Todo seguía siendo igual de bueno, de bonito, de interesante, pero era demasiado oscuro y serio para esta nueva etapa.
Ya no eran yo.
Y, Alberto surgió en el Congreso de Primavera de Avogados Novos, como una visión.
Me enamoré
Que nadie lo vea en el sentido amoroso del término, que no haya malos entendidos.
Vi en él la persona con la que quería diseñar el logo de esta nueva etapa.
Y no me equivoqué.
El logo está quedando además de bonito, muy como yo hoy.
Pero, lo mejor de todo esto está siendo el proceso creativo que hay detrás, no sólo de esas mariposas que hoy he puesto a volar en las redes (facebook y twitter), sino del hábitat en el que se van a mover (el logo completo) que no sé si le gustará a todos.
De hecho mi padre ya ha puesto el grito en el cielo, le ha horrorizado.
En septiembre, junto con el logo prometo, con el permiso de Alberto, publicar parte del proceso creativo porque creo que así todo encajará en vuestras mentes y os acabará gustando mi logo tanto como a mi.