En esta entrada, titulada romper es obligatorio, voy a insistir en la necesidad de romper y comenzar libres de ataduras, libres de cadenas de ayer…
Romper es obligatorio. Ya sé, es una obviedad esto de que el divorcio implica romper. También que puede parecer una contradicción con la entrada relativa «tu ex no es tu enemigo» en la que insistía en que permanecierais unidos/as por vuestros/as hijos/as.
Pero no es así. Esta entrad ano va de que no os volváis a ver, sino de no quedar anclada/o al pasado.
Alguien divorciado que sigue pensando o sintiendo que lo une a esa persona con la que estuvo casado algo más que sus hijos, nunca podrá ver el divorcio como un nuevo comienzo. Recordad: romper es obligatorio.
Seguirán vivos los rencores y, lo que es todavía más peligroso, seguirá existiendo una atadura emocional que impedirá que ambas partes de la pareja sigan adelante. Su relación nunca llegará a ser sana del todo, pase el tiempo que pase.
*En esta idea me insistía mucho una conocida, que durante una temporada fue pareja de mi ex marido ¡Cuánta razón tenía!
Como en todo, cada divorcio tiene su propio universo y, por tanto, mentiría si ejerciera de gurú y os aconsejara cómo forzar esa ruptura o qué momento es el más adecuado. Lo único que tengo claro es que una vez se produce todo es mucho más saludable para todo el mundo.
Me limitaré a daros dos ideas, que espero os sean útiles:
1ª. ES EL FINAL
Más vale no pensar en segundas oportunidades. Más vale dejar atrás todo lo que dañó la relación y aquello que nos hizo daño en la relación. El momento para tratar estas cosas es antes del divorcio. Como diría mi padre: «uno se divorcia para dejar pelear, discutir después de divorciarse es de idiotas».
2ª. DECIR ADIÓS, ES DECIR ADIÓS, Y ESO TIENE CONSECUENCIA TAMBIÉN EN VUESTRA RELACIÓN COMO PROGENITORES
Decir adiós implica que ya sólo compartís la patria potestad, no la custodia, ni siquiera en caso de custodia compartida. Tenéis que confiar en que la otra persona lo hará bien y sabrá cuidar de vuestros/as hijos/as y no inmiscuiros, salvo que haga algo realmente peligroso o grave.
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Es importante aplicarse el dicho «ojos que no ven, corazón que no siente» y todos seréis más felices, creedme.
Evidentemente este «ojos que no ven, corazón que no siente» no es absoluto. Las decisiones importantes las debéis adoptar conjuntamente. Y, si no os ponéis de acuerdo, solicitar autorización judicial. Además si la integridad de vuestro hijo corre peligro de verdad, aunque se trate de decisiones del día a día, podéis pedir al Juzgado que actúe para proteger a vuestro/a hijo/a.
Para hacer estas solicitudes podéis dirigiros al Juzgado vosotros mismos, sin necesidad de abogado ni procurador, pero debo haceros al respecto las siguientes advertencias:
1º. No acudáis a esta posibilidad para cosas nimias. No va servir de nada, atascaréis los Juzgados y cuando realmente suceda algo grave no os podrán atender con la celeridad debida. Además crearéis una situación de tensión entre vosotros que afectará a vuestros hijos innecesariamente.
2º. Aunque la ley no os obliga a que la solicitud de medidas de protección y discrepancia en decisiones de patria potestad lleve firma de abogado, sopesad si debéis o no acudir a un abogado que os asesore.
Si después de esta entrada os sigue interesando leer consejos sobre divorcio, AQUÍ os dejo la siguiente…