Esto ha sido Enrédate 2019…
Enrédate es un evento de networking que organizan desde Consulta y Crece cada año como culmen a un curso lleno de encuentros y formación de y para emprendedores.
Es el segundo año que asisto y, la verdad, es que es un evento al que merece la pena ir, se mire por dónde se mire:
. Es lugar de creación de nuevos negocios y colaboraciones profesionales
. Es la oportunidad de conocer de mano de sus protagonistas proyectos empresariales de raíz y sumamente interesantes
. Pero, sobretodo, es lugar de encuentro, de camaradería entre personas que están o han pasado por los mismos procesos en ese peculiar mundo de los autónomos.
El evento tuvo lugar en la FINCA TRECE PINOS, lugar excepcional para un evento del tipo de Enrédate, cerca de Santiago de Compostela.
Por ello nos distribuimos en coches, y yo tuve la suerte de estar bien acompañada desde las ocho de la mañana por mis compañeros de viaje: Inés, de Muta; Serxio de Óptima Ley; Caty de Talleres Noy y Natalia de Visual Publinet, con los que compartí carretera y «frases políticamente incorrectas»…
Nada más llegar nos filtraban y nos asignaban un animalito que nos identificaba durante todo el evento, y nos hacían entrega de un neceser con una frase inspiradora QUEN DIXO MEDO? diseñado por O Carallo 29, para que guardáramos las tarjetas de visita de nuestros nuevos contactos.
A mi me tocó ser medusa verde así que, nada más registrarme, empezó un desayuno de trabajo informal con el resto de medusas verdes.
Y, ya de inicio, la primera de las sorpresas: entre las medusas estaba un antiguo conocido de la época de los scouts, Manolo, al frente de Farafunda, empresa de animación como no podía ser de otra manera, viniendo de un «viejo» scouter (monitor de tiempo libre)… Más medusas verdes conocidas, esta vez por haber coincidido en previos eventos de Consulta y Crece: María de Casal Ingeniería, Enrique de Impresionanta y José Antonio de Rapportsystem. Además se dio la coincidencia de que otra medusa verde fuese alguien con conocidos en común, y uno de los socios de la clínica dental a la que acuden mis hijos, Alberto de Riosdent.
Una vez que ya cogimos fuerza para lo que se nos venía, y tras los oportunos agradecimientos a los colaboradores con el evento, dieron inicio las ponencias…
Este año estuvieron centradas en el valor del rural gallego, y de los emprendedores e innovadores que allí se esconden; empresarios que han triunfado con proyectos cuyo nexo común tiene el regreso a los orígenes, a la tierra. Y así escuchamos embobados todo el proceso desde los inicios hasta dónde están ahora de los responsables de tres empresas familiares: Da Veiga (los productores de las galletas mariñeiras), Pazo de Vilane (no necesita presentación pero, para despistados, son los que crían gallinas en libertad para abastecer los lineales de los supermercados de unos huevos de la mejor calidad empaquetados en una caja muy reconocible) y Do Artesanato (responsables de esa loca idea de construir cabañas en los árboles en Serra de Outes).
Y después de eso, llegó lo duro, pero necesario: ronda de presentaciones rápidas.
Con un tiempo máximo de dos minutos (un minuto por persona), y en formato cita rápida, a golpe de silbato, nos fuimos desplazando durante dos horas de silla en silla, para, en dos horas de tiempo, presentarnos, nada menos que a otros 60 sufridores autónomos, a ver si de ahí salían colaboraciones o negocios en el futuro. He de decir que fue agotador, pero como ya he dicho, necesario también.
*Sugerencia a la organización: el año próximo en el pack de bienvenida una botellita de agua fresca para la ronda de presentaciones rápida no estaría mal…
Y, ya después de eso, llegó la parte más distendida…
Comenzó con la comida, siguiendo con actividades varias (como la pesca de limones en piscina) o la captura del olor de Enrédate 2019 organizado por los chicos de Alpematic y, básicamente, charla distendida y divertida con el resto de participantes. Especialmente disfruté entonces de un reencuentro con otra participante de Enrédate 2018: Sandra de Adriano Asesoría en Carballiño.
He de confesar que, aunque al final me corté de tirarme vestida a la piscina, no pude dejar de mojarme los piececillos…
El broche de oro, a una jornada perfecta lo puso la barra, y la gran charla de Enrique, gracias a la que todos sabemos ahora un poco más de Ginebras, sobretodo de lo que significa London (que no es Londres…). Mis compañeros acabaron más felices el día con la degustación de «Vanagandr».
*ÚNICA QUEJA A LA ORGANIZACIÓN: Por favor, para 2020, barra degustación de cócteles sin alcohol, que no puedo con la envidia de ver a todos disfrutando de cócteles maravillosos mientras yo me conformo con una coca-cola, obra de la generosidad del camarero…